Nací un 23 de julio de 1987 en la Ciudad de México. Madrugador desde que llegué a este mundo, disfruto las mañanas, los colores del cielo al amanecer y el sentimiento de saber que comienza un nuevo día con nuevas oportunidades y posibilidades. 

Desde que tengo memoria subí a los escenarios. Cuando tenía unos 2 años, participé en el alucine de plantas ocasionado por la mariguana en el musical mexicano “¡Qué Plantón!”, en el que participaba mi padre Manuel Landeta, actor y cantante también. Era un pequeño pino que aplastaba al pino grande (mi papá) guiado por las otras plantas durante mi actuación. 

El tiempo y circunstancias de mi personalidad me llevaron al taller de “Plaza Sésamo V”, en el que tomé clases de actuación, canto y baile. Fue un medio para que encontrara maneras de comunicarme fuera de los escenarios, sin embargo, encontré en estas disciplinas el gusto por las artes escénicas. Participé en algunos programas y comencé a acudir a castings y audiciones para comerciales, teatro, cine y televisión. Poco a poco y con la guía de mi padre, fui logrando ganarme personajes y participaciones que me introdujeron al que sería mi mundo por 18 años de vida.  

Hoy que veo mi vida en retrospectiva encuentro cantidades de momentos increíbles. Recuerdo tanto esos días en que mi padre me ayudaba a preparar mis audiciones. Repasábamos las escenas o los números musicales una y otra vez. Ciertamente me ponía nervioso cuando estaba a la espera de mi turno para entrara al casting o audición, pero una vez que comenzaba, todo fluía. Como en todo, a veces salían bien las cosas, a veces no, pero promediaba en buenas ejecuciones y es así que fui desarrollándome y haciéndome de un lugar en el mundo artístico. 

Cuando “Marcelino Pan y Vino”, proyecto teatral y musical, me encontré con la exigencia de cantar, actuar, bailar, y transitar por muchos estados de ánimo, en los que principalmente la tristeza era un reto para mi. En vivo, en un escenario imponente, con compañeros actores renombrados y un público de todas edades que esperaba una gran ejecución, en cierto momento de la obra, Marcelino le cantaba a su mamá preguntando a los cielos por ella. Fue un reto porque manejar la emoción durante el canto no es nada fácil. La primera vez que logré conectar esas fibras que me llevaban al llanto en el momento preciso fue muy emocionante para mí; había encontrado el camino en mis entrañas para lograr esta emoción que le prestaría a muchos de mis personajes a lo largo de mi historia actoral. Por este proyecto la A.P.T. me otorgó un reconocimiento como mejor actor infantil de teatro, reconocimiento que recibí con mucho agradecimiento pues había sido elegido para él por un grupo de exigentes críticos especialistas en teatro.

En ese lapso de mi infancia, incursioné en el cine con un cortometraje que se llamó “El juego de los besos”. Muy divertida historia en la que los dos niños pensaban que porque se habían besado, ella estaba embarazada. Comencé a entender el formato de cine, en donde el manejo de la expresión facial y corporal debe ser mucho muy medido. Increíble que todas estas cosas las estuviera razonando un niño.

En esos tiempo audicioné para un proyecto de cine producido por Televicine que se llamó “Ultima Llamada”, una película con un tema muy fuerte (puedes ver la sinopsis en internet). Con este proyecto tuve que avanzar un poco más rápido que los niños de mi edad en el conocimiento de cosas de la vida. Compartí escena con Alberto Estrella y Arcelia Ramírez. Mi participación en este largometraje me hizo acreedor de un Heraldo como mejor actuación infantil, reconocimiento que físicamente es pesado. Recuerdo haber dicho cuando me lo entregaron que lo más pesado iba a ser cargarlo en la vida con el valor que merece. 

Sin pasar demasiado tiempo, vino otro proyecto de cine: “Elisa Antes del Fin del Mundo”, con Sherlyn y Rubén Rojo. Muy divertido rodaje también. Fue una película que me trajo muchas satisfacciones. 

En esos tiempos, mi papá y yo fuimos invitados a cantar en “Siempre en Domingo”, conducido por el Sr. Raúl Velasco, con motivo de la celebración del Día del Padre. Montamos una canción bien bonita de Alberto Cortez que se llama “Mi árbol y yo”. Al regresar a casa después del programa, encontramos un mensaje en la “contestadora” en el que se me invitaban a grabar un disco. De ahí salió mi primer contrato disquero por 3 álbumes. El primero fue “Pedacitos de Amor”, cuyo primer sencillo fue “Como Canica”, ese rock que me llevó de gira por todo nuestro México, partes de Estados Unidos y América Latina, y que hoy he vuelto a cantar en el concierto “2000´s X Siempre”, que produce BOBO Prodcciones.  Después grabé “Creciendo Juntos” del que sale la canción “Linda”. Luego vino “Si tú supieras”, titulado así por su primer sencillo. Se derivaron nuevos proyectos discográficos con el pasar de los años. “Es Hoy” me agarró en la salida del famoso cambio de voz. Después vino “Señales”, disco que grabé ya entrado en mis 18 años. Este tránsito como solista mi trajo un chorro de momentos increíbles y tantos conciertos que han sido una de las cosas que más me ha gustado hacer en mi actuar como profesional de la industria del entretenimiento.

Regresando a mi vida como actor, las telenovelas fueron un componente importante en el alcance de audiencias y preponderante elemento en mi significado como artista. Con ellas regalaba un momento de distracción de la vida cotidiana de la gente que nos veía. A veces uno piensa que la ejecución artística solamente está enfocada en la interpretación, la manifestación de la vena artística… para mi el significado de mi trabajo se resumía en esa expectativa y emoción por llegar a la hora de la novela, relajar la mente un rato y descansarla olvidando por un momento el mundo y sus problemas. Así transcurrieron varios años de mi vida, entrelazados con mi mundo musical, haciendo telenovelas como: Los Hijos de Nadie, Vivo por Elena, El Niño que Vino del Mar, Clase 406, De Pocas Pulgas, Velo de Novia, Código Postal y Juro que te Amo. Cada proyecto significó y marcó mi vida. Cada personaje me fue retador y partícipe del modelaje de mi persona; ellos vivían de mi, pero yo me nutría y conformaba por ellos. A veces, dicen en mi familia que mi vida tiene un corte melodramático. Quizá el comentario viene por esto que te platico. 

Tuve la oportunidad de participar en el reality show “Bailando por un Sueño”. Mi soñadora se llamaba Cinthya, una señorita de a penas 15 años que se hizo pasar por mayor de edad, soñaba con rescatar a sus hermanos de una casa hogar. Luchamos hasta el cansancio. Llegamos a la final logrando el segundo lugar gracias al apoyo de un equipo de trabajo increíble (Norma y Armando), y obviamente del público que nos acogió y empujó hasta el cierre de la competencia. Desafortunadamente su edad no nos permitía hacer el sueño realizable en ese momento. Algo pasaba conmigo en los últimos programas que me tuvieron que poner oxígeno en algunos momentos. Había llevado a mi cuerpo a un desgaste y esfuerzo mayúsculo generándome un episodio de hipoglucemia. De los 56 kg que pesaba cuando comenzó el programa, terminé en 47. No nos dimos cuenta sino hasta la primer semana de ensayos de la siguiente temporada que se llamaba “Reyes de la Pista”, en donde participábamos los 3 primeros lugares de la primer temporada y los 3 primeros lugares de la segunda (en la que nosotros participamos). Me ví obligado a abandonar la competencia sin siquiera haber logrado el primer episodio. Simplemente, mi cuerpo pidió una pausa. Espero que Cinthya esté muy bien, que haya encontrado su lugar en este mundo y que con ella estén sus hermanos. 

Por los tiempos de “Bailando por un Sueño” también estaba haciendo un sitcom llamado “Bajo el Mismo Techo”, producido por Gerardo Quiroz, junto a Laura Flores y José Elías Moreno. Qué bien la pasábamos. Qué divertido fue. Este programa abrió una barra de comedia en el tiempo aire de Televisa.


En 2009, mientras hacía “Juro que te Amo”, consideré que debía alejarme de los escenarios y el ojo público. Fue una decisión multifactorial por la que comencé diferentes caminos como emprendedor. Vendí jugos, mandé comida a África, me asocié a una casa productora, materialicé otros proyectos, estudié Administración de Negocios en la Universidad Anáhuac (Administración de Empresas en un formato como de alto rendimiento porque terminé la carrera en 2 años y 8 meses), me titulé con menciones por mi ejecución académica, experimenté el mundo corporativo y he andado en los subes y bajas de la vida, desarrollándome y nunca dejando de aprender. Me casé con mucha ilusión, con el sueño de hacer una familia, desafortunadamente no me salió bien el matrimonio y terminamos divorciados. Sin embargo, mi ex me dejó una niña hermosa que me ha permitido conocer el amor incondicional y la paternidad que ejerzo con gran felicidad. 

El año pasado fui invitado al concierto “2000´s X Siempre”, proyecto que me sedujo desde el momento en que recibí la llamada pues sabia la trascendencia que tenía y lo importante que sería para nuestros niños interiores, empolvados y hasta olvidados por el paso de la vida y los catorrazos que nos da. No podía decir que no, por el Imanol niño, por los niños de nuestra audiencia y los niños, hijos de nuestros contemporáneos; porque nuestra música tiene letras sanas y constructivas que, hoy por hoy que soy papá, tengo la imperiosa necesidad de que resuenen para que mi hija escuché música cargada de valores. Así los 2000´s comenzaron y me hicieron plantarme nuevamente en un escenario despés de 17 años – estimo –. Este proyecto abrió la puerta a más, así llegó la invitación a “Mentiras El Musical”, de José Manuel López Velarde. Cuando vi la obra, no pude decir mas que un sí y cuándo empezamos. También llegó la invitación para participar en Papás por Conveniencia, una producción original de Rosy Ocampo y producida por Televisa. La neta, me ha costado creer todo lo que ha sucedido en los últimos meses y lo que sigue sucediendo.

Espero que la vida, nuestra audiencia y las casas productoras y el de arriba, me permitan regresar todo el cariño que he recibido en los conciertos y presentaciones con más proyectos en donde pueda hacer esto que me gusta mucho y que durante muchos años mantuve en silencio. 

Deseo que mis acciones impacten positivamente en la vida de la gente que me sigue o que vaya a conocer a Imanol; que mis trabajos artísticos en lienzos o escritos, que nunca había hecho de orden público, tengan buenos fines y permitan que la imaginación de quien los posea vuele interminablemente. 

Por cada momento podría platicar tantas cosas… En fin…
Gracias por leer este “comprimido” de mi vida. 
Imanol